(1884 - 1897)
(*En el Día Mundial de la Poesía, un homenaje a la jóven poetisa sancarlina)
Nació en San
Carlos, Ñuble, el 9 de septiembre de 1884. Fue la segunda y última hija del
primer matrimonio de Nicanor Bustos con doña Margarita Navarrete. Desde que
empezó a hablar manifestó una inteligencia superior. A los cuatro años, fue
víctima de una epidemia de tos convulsiva y muchos niños murieron como
consecuencia de dicho brote. Laurita pudo sobrevivir gracias a los excelentes
cuidados que recibió, pero quedó anémica y con sus pulmones estropeados. Por
mucho tiempo, se temió por su vida y ésto le impidió ir a la escuela. Su
padre, de considerable fortuna, contrató los servicios de una maestra para que
su hija aprendiera a leer y escribir, siendo la lectura en casa una actividad
que le daba mucho placer. Laurita empezó a pedir por escrito lo que quería
a contar de los 8 años, con mucha gracia y elevado estilo, firmando incluso, con
nombres supuestos, cartas que hacía arrojar a veces al escritorio de su padre,
otras al correo. Llamaban la atención sus figuras retóricas. Ello motivó a su padre, a pedirle una mañana de marzo de 1896
que sólo si hacía sus solicitudes en versos, aprobados por él, ella obtendría
lo solicitado. Ella accedió a estas nuevas condiciones y cuando su padre volvió
a casa a almorzar, lo esperaba una composición de ocho cuartetos octosílabos, donde rimaba el primer verso con el cuarto y el segundo verso con el tercero, en que pedía un vestido. Así comenzó a escribir poemas y rimas, ayudada por
su padre, a quien le decía todo a través de sus escritos y como hija de un
hombre de bastante fortuna, lo que más hacía era pedir ropa, calzado y
juguetes, lo que se deduce a través de sus escritos y lo reseñado en sus “Rimas”.
Nicanor Bustos en esa época trabajaba en el Juzgado de Letras de San Carlos.
Laurita fue a recibirlo una mañana, después de la primera vez que le pidió que
escribiera en versos, a la Plaza de esa ciudad con el poema: "Al
Sol". Su padre, encantado, le pidió otro poema a la Luna y ella se lo
escribió inmediatamente.
Tras una breve estadía en Chillán, donde la familia se traslada en mayo
de 1896, la salud de Laurita empeora y se le diagnostica tisis pulmonar. Se la
llevan a Alico en diciembre de 1896. Reside tres meses en los fundos: Mortandad
y Lara. Pero su salud sigue empeorando, por lo que su padre la traslada al
fundo Quimpeumo, al poniente de San Carlos. Todos los intentos de la familia, para salvarla, trasladándose entre la ciudad, la cordillera, la costa, el campo, fueron infructuosos, falleciendo el 29 de julio de
1897. Fue enterrada en el Cementerio Municipal de San Carlos. Su tumba está
perdida entre las más antiguas del lugar.
Laurita tuvo una corta carrera como escritora, labor que no descuidó ni en
su lecho de muerte. De esta manera, logró reunir una gran cantidad de material
hasta los doce años, edad en que murió.
Sus rimas, inicialmente, fueron muy inocentes, dedicadas a vestidos, muñecas y placeres infantiles. Luego, con influencias de poetas como Homero, Virgilio, Horacio, Dante, Apolodoro u Ovidio, sus poemas toman otros tonos y a medida que Laurita presiente el fin de su vida. Pocos minutos antes de morir, ella comenzó a escribir su composición:"¡Adiós al mundo!", que no alcanzó a terminar y mientras su padre le pedía que no se esforzará por escribir, ella le escribió:"...es justo que se compadezca...¡de su pobre hija!"
Sus rimas, inicialmente, fueron muy inocentes, dedicadas a vestidos, muñecas y placeres infantiles. Luego, con influencias de poetas como Homero, Virgilio, Horacio, Dante, Apolodoro u Ovidio, sus poemas toman otros tonos y a medida que Laurita presiente el fin de su vida. Pocos minutos antes de morir, ella comenzó a escribir su composición:"¡Adiós al mundo!", que no alcanzó a terminar y mientras su padre le pedía que no se esforzará por escribir, ella le escribió:"...es justo que se compadezca...¡de su pobre hija!"
Tras
su fallecimiento, su padre editó seis libros con la poesía de su hija,
perpetuando para siempre su talento. Sus "Rimas" están ordenadas
bajo ese título, luego: “Biblioteca”, “En el campo”, “En Chillán”, “En Alico”,
“En el fundo Quimpeumo”. Su padre las hizo publicar el 29 de Julio de 1899, día
del segundo aniversario de la muerte de su hija.
De Laurita Bustos Navarrete se encontraron muy pocas fotografías y
su historia, es muy poco conocida incluso, por los propios sancarlinos y compatriotas
chilenos en general.
En San Carlos, el poeta don Humberto Baroni Muñoz (q.e.p.d.) y la Sociedad Cultural "Entre Ríos" fueron de los más
entusiastas en rescatar a Laurita Bustos del olvido, destacándola y gestionando
un merecido reconocimiento por parte de las
autoridades de la ciudad para que alguna calle o Centro ligado a la Cultura llevara su nombre, cosa que se vio en parte concretada ya que el día jueves 30 de mayo del 2016, se inauguró en el Centro Cultural de San Carlos la "Sala Literaria Laura Bustos Navarrete. Varios sancarlinos más también han hecho y siguen haciendo esfuerzos para resaltar su valor e importancia para la literatura de San Carlos y el país. En Santiago se hizo la primera re-edición de su obra en el año 2010, financiada por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, donde se agrega un estudio preliminar realizado por las investigadoras: Natalie Guerra, Belén Fernández y Michele Benavides.
Laurita, a través de sus escritos, dejó plasmado lo que fue su breve paso por la vida y es la poetisa más jóven del país y más aún, del mundo.
Uno de sus familiares directos, es la abogada Maritza Castro Frías, sobrina nieta de Laurita y Leonardo Navarrete también abogado.
Su único libro "Rimas" se puede descargar y leer en el siguiente link:
http://libros.uchile.cl/files/presses/1/monographs/777/submission/proof/64/index.html
A San Carlos le escribió estos versos, al despedirse:
"San Carlos no tiene gente muy rica
aunque debiera tener
y yo te digo lector
que no cumplen con su deber
pues la gente de San Carlos
cuando ricas se representan
no quieren ser sancarlinas
y de este pueblo se ausentan".
Y al irse a vivir a Chillán por un corto tiempo y estar frente a la Iglesia San Francisco, escribe:
"Vi a Chillán la vez primera
y la encontré tan hermosa
cual una bella quimera"
Laurita, a través de sus escritos, dejó plasmado lo que fue su breve paso por la vida y es la poetisa más jóven del país y más aún, del mundo.
Uno de sus familiares directos, es la abogada Maritza Castro Frías, sobrina nieta de Laurita y Leonardo Navarrete también abogado.
Su único libro "Rimas" se puede descargar y leer en el siguiente link:
http://libros.uchile.cl/files/presses/1/monographs/777/submission/proof/64/index.html
A San Carlos le escribió estos versos, al despedirse:
"San Carlos no tiene gente muy rica
aunque debiera tener
y yo te digo lector
que no cumplen con su deber
pues la gente de San Carlos
cuando ricas se representan
no quieren ser sancarlinas
y de este pueblo se ausentan".
Y al irse a vivir a Chillán por un corto tiempo y estar frente a la Iglesia San Francisco, escribe:
"Vi a Chillán la vez primera
y la encontré tan hermosa
cual una bella quimera"
AL SOL
Los pájaros bulliciosos
Revelaban su calor
Y trinaban muy graciosos
Al salir el hermoso sol.
El día claro y hermoso
Las flores dan buen olor
Y todo está primoroso
Por brillar muy lindo el sol.
Los árboles muy frondosos
Los prados de buen color
Debido a los prodigiosos
Hermosos rayos de sol.
Las débiles mariposas
Con su vuelo tentador
Juguetean muy gozosas
Cuando tienen un buen sol.
También los hombres honrados
Continúan su labor
Bastante más animados
Cuando tienen rico sol.
Pero...en este acto sucumbió
Tanta grandeza y primor
Pues la tierra se acercó
Y eclipsó al hermoso sol.
A LA LUNA
Yo estoy admirando
La noche importuna
Que se va acercando
Y atrae a la luna.
En la noche lenta
¡Quién por la fortuna
Vela más atenta
Que la linda luna!
Pues yo no pensaba
Que muy oportuna
Su luz derramaba
La pálida luna.
No lo he comprendido
Y con razón suma:
Me falta sentido
Que admire a la luna.
Pues yo no sabía
Como otra ninguna
Lo que embebecía
La fúlgida luna.
Mi razón voy dando
Para hablar como una
Que estaba admirando
La faz de la luna.
UN SUEÑO
Dormecido se hallaba
sin sufrir mi corazón
pero para despertarle
ocasión se presentó
y tuve que separarme
de mi casa ¡Santo Dios!
con el fin de que en el campo
fuese mi salud mejor.
(...)
Desde entonces me atormenta
algo mortificador,
algo que quiere exterminio,
algo salvaje y atroz,
algo que no tiene lástima,
algo muy cruel y traidor:
tanto, ¡que exige mi vida
y que no admite perdón!...
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