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domingo, 1 de febrero de 2015

"LEYENDA DEL CERRO PICHI - JUAN Y LA PRINCESA LICARAYÉN... Y EL ORÍGEN DEL NOMBRE DE ESTE CERRO"..."

"Cuenta la antigua leyenda que cuando aún no llegaba el hombre blanco, vivían a orillas del lago Llanquihue (Chile) varias tribus indígenas que se dedicaban más a los vicios que al trabajo.Y un genio maléfico, el Pillán, odiaba cuando los indios abandonaban esos vicios y se dedicaban al trabajo y a labrar aquellas tierras. Cuando éste se enfurecía, hacía estallar los volcanes y temblar la tierra. Llovía fuego y cenizas que destruían varios años de trabajo de los indios.
  Un indio sabio decía que para vencer al Pillán había que arrojar al cráter del volcán Osorno una hoja de canelo y entonces comenzaría a caer del cielo tanta nieve, que cerraría el cráter, atrapando en su interior al Pillán. Pero los indios no podían llegar al cráter, porque los torrentes de lava impedían su acceso.
   El indio viejo, les dijo: "Para llegar al cráter es necesario sacrificar a la virgen más hermosa de la tribu, arrancarle el corazón y colocarlo en la punta del cerro Pichi Juan, tapado con una rama de canelo. Un pájaro vendrá desde el cielo, se comerá el corazón y elevando el vuelo, llevará la rama de canelo y la dejará caer en el cráter del Osorno. Para que esto se cumpla y perdure, debéis prometer ser buenos y virtuosos, pues si un día se arrojan de nuevo al vicio… la nieve se derretirá, liberando al Pillán y volverá a arrojar fuego y cenizas sobre ustedes, sus casas y sus tierras.”
  Una asamblea de los más ancianos resolvió que la más hermosa joven con el alma más blanca era Licarayén, la hija menor del cacique. Temblando llevó el mismo la noticia del próximo sacrificio, a su hija.
- No llores – le dijo la Princesa - Muero contenta sabiendo que mi muerte aliviará las amarguras y dolores de nuestra valerosa tribu. Sólo pido que para matarme uséis los perfumes de las flores que han sido el único encanto de mi vida, y que sea el toqui Quiltrapique (su amado) quien me prepare el lecho mortal y me arranque el corazón -. Así se hizo. Cuando la tarde tendió su manto gris, la Princesa exhaló el último suspiro. El toqui se arrodilló a su lado y con su mano rasgó el núbil pecho, arrancó el corazón y fue a depositarlo en las manos del cacique. Volvió después donde se encontraba la Princesa y se atravesó el pecho con su lanza. ¡La muerte juntó a esas dos almas que la vida separó!
   El indio más fornido fue encargado de llevar el corazón y la rama de canelo a la cima del cerro Pichi Juan. Apareció en el cielo un enorme cóndor que se comió el corazón para luego agarrar la rama de canelo y emprender el vuelo hacia el volcán Osorno dejándola caer en el cráter. Aparecieron en el cielo negras nubes y empezó a caer una lluvia de nieve que parecía lluvia de oro por días, semanas y años enteros formando impetuosos torrentes en las faldas del Osorno y del Calbuco. Así se formaron los lagos Llanquihue, Todos los Santos y Chapo.
  Por más esfuerzos que hizo el Pillán, no pudo librarse de quedar dentro del volcán, de donde no pudo salir y no deja de trabajar para recobrar su libertad el día en que los habitantes del lago abandonen sus virtudes para entregarse a los vicios.
  Los indios volvieron al día siguiente al lugar en que se había consumado el sacrificio de la princesa y del toqui y vieron que las flores formaban el más hermoso palacio y que en las salas floridas vivían felices ellos, que habían sacrificado sus vidas para salvar a su tribu.
  Este palacio de helechos y flores existe en la "Quebrada del Diablo", cerca de Puerto Varas (Chile). Muchos han admirado su belleza, pero sólo unos pocos han podido ver el palacio, que sólo es visible para quienes no tienen mancha en su conciencia y saben sentir los encantos de la naturaleza..."




ORÍGEN DEL NOMBRE DE ESTE MÁGICO CERRO

  El cerro Pichi Juan debe su nombre a un famoso talador indio de mediana estatura, tez morena, labios gruesos, pelo negro y ojos brillantes, ansiosos de paisajes. Extraordinariamente listo, como el puma.
  Conocía todos los vericuetos del bosque y siempre estaba preparado a sacar de apuros. Muchas veces rescató vidas de la turbulencia de los ríos.
  Pichi Juan, figura de las tierras australes, orientó a los colonos y les enseñó los misterios de la selva. Era el indio-guía, amigo de quienes llegaron por esos días del año 1850 a colonizar ciudades.
  Vicente Pérez Rosales, jefe de la Colonización, se dio cuenta de que este indio valía y que servía para sus planes de encontrar terrenos y suelos fértiles, por lo que lo invitó a integrar una caravana de exploración.
  Se internaron en el bosque, en el que no se podía leer ni una carta bajo su sombra, pero guiados por Pichi Juan no había peligro de extraviarse ni menos morirse de hambre, porque Pichi Juan sabía extraer miel de los árboles, servírsela con avellanas, cazar, pescar en los pequeños riachuelos, husmear de lejos al huillín o al puma. Les enseñó a valerse de la selva para subsistir.
  Llegaron a un lago, donde no había embarcaciones para recorrerlo y Pichi Juan hizo una canoa de un tronco carcomido. Arribaron a pequeñas islas y en una de ellas los azotó una tormenta, que hizo imposible regresar, retardándolos. Sin amparo bajo la lluvia, Pichi Juan hizo mantas de hojas de nalca o pangui y pasaron la noche.
  Descubrieron el bosque milenario en gran escala, pero éste impidió el camino hacia el progreso. De vuelta a Valdivia, Pérez Rosales ofreció a Pichi Juan treinta pagas, treinta pesos, para que incendiara los bosques que estaban entre Chan Chan y la cordillera.
  Las llamas devoraron leguas y durante un mes, el sol se oscureció en el horizonte. Más de una vez Pichi Juan, sitiado por las llamas, encuentró su asilo en un carcomido coigüe. La muerte del bosque ofreció a los primeros colonos campos planos, virginales y arables.
  Pichi Juan, hijo de la naturaleza bravía, se incorporó a la extraordinaria perseverancia de los colonizadores germanos.
   Pichi Juan fue dejado al margen por las ciudades, no se oyó hablar más de él ni se sabe la fecha de su muerte.
   Valdivia, Osorno y Llanquihue lo cuentan en su historia. 
   Y a orillas del lago Llanquihue, en el sector denominado Los Riscos, un cerro lleva su nombre.

(Texto sacado de una versión de Oreste Plath)

* Este cerro se encuentra a una altitud de 468 metros sobre el nivel del mar y sus coordenadas son 41°13'60" S y 72°42'0" W en formato DMS (grados,minutos,segundos).