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domingo, 24 de junio de 2018

"BREVES APUNTES SOBRE LAS TERMAS DE CHILLÁN"

(Libro escrito por el Doctor Exequiel Rodriguez R. en 1935. Un fascinante viaje al pasado por las Termas de Chillán, distantes, a cuatro años, de que ocurra el devastador terremoto de 1939 y que 
gracias a estas notas y análisis, escritos de puño y letra por este doctor, podemos conocer los viajes, en esa época, a las Termas; cómo era el camino, la geografía, el entorno, la gente: el año en que comenzaron a ser usadas, sus milagrosas aguas, para mejorar; testimonios de gente sanada; Las primeras personas que las administraron, hasta pasar a manos de la I.Municipalidad de Chillán...etc.etc.)

A continuación, un extracto:

"...Las Termas de Chillán son conocidas desde hace más de dos siglos. El padre Rosales en su Historia de Chile, obra escrita a mediados del siglo XVII, menciona dos vertientes termales de este país: las de Rancagua (Termas de Cauquenes) y las de Chillán; pero solo hay noticias de que fueran aplicadas a las dolencias humanas desde el año 1703, en que un religioso hospitalario de San Juan de Dios, fray Bernardo fué a visitar esas Termas llevando algunos enfermos, que volvían de ellas muy aliviados. Todos los veranos repetía sus viajes, llevando cada año mayor número de enfermos  que se bañaban en pozosabiertos al lado de las vertientes.
En uno de estos viajes fué asesinado por los indios el virtuoso sacerdote.
Al frente casi de la Cueva de los Pincheiras, de la que me ocuparé más adelante, y a la entrada de una grata rodeada de abuntante vegetación, hay una piedra muy original que, mirada a la distancia, tiene la forma de un fraile con la capilla calada, piedra que llama la atención de cuantos visitan las Termas.
La superstición de los montañeses ha inventado una leyenda diciendo que ella es el cuerpo del fraile que fué convertido en piedra por haber abjurado de su fé poco antes de morir.
El cuento y el nombre del estero que corre a los pies de la rocosa ladera, el Renegado, están vinculados, como se ve, a la memoria del sacerdote que fue tal vez el primero en utilizar la virtud curativa de estas aguas.
En 1750, dos hermanos de apellido Rubilar arrendaban las Termas por 1000 maravedíes anuales, que pagaban al Tesoro Real. Ellos mismos hacían de bañistas y parece que propinaban, además de los baños calientes y de vapor, envolturas en barro, tan usadas hoy día en algunos balnearios europeos, principalmente para la resolución de ciertos exudados, servicio que, bien instalado, daría muy buenos resultados en las Termas de que me
ocupo.
Poco despues don Juan de Rueda, cirujano militar, las administró durante diez años e hizo abrir nuevos pozos, pues la clientela aumentaba de año en año.
Se sucedieron algunas otras administraciones sin importancia, hasta 1830 fecha desde la cual un señor Viedma las administró 10 años en sociedad con el Cabildo. Este administrador fué el primero que edificó algunos galpones de tabla, y el año más brillante la sociedad se dividió las ganancias ascendentes a $600.
  Don Juan Zúfiiga las arrendó por 10 años en 1849, en la cantidad de $ 500, pero fué obligado a edificar 20 casuchas de maderas, a colocar 6 tinas, también de madera y a ejecutar ciertos arreglos en el camino.
Aquí parece que comienzan las administraciones progresistas que poco a poco han ido dotando al establecimiento de varias comodidades que, aunque hoy nó son todavía tantas como debieran ser, permiten a lo menos clasificar estas termas, bajo este punto de vista, entre las de primera clase de las existentes en el país.
Hoy, las Termas pertenecen a la Municipalidad de Chillan, que las dá en arriendo en subasta pública. Le han disputado su posesión varias comunas rurales del departamento; pero una reciente sentencia judicial se las ha adjudicado definitivamente.
Llegamos al fin a la administración actual, de Wedeles y Cía., que ha ejecutado grandes adelantos, tanto en el hotel como en los baños, que ha dado gran importancia a la higiene y ha hecho en el camino arreglos de consideración, hasta el punto de poder mantener con toda regularidad un servicio de coches rápido y seguro.
Esta Sociedad termina con la temporada de 1910 a 1911, los 9 años por los cuales subastó el arriendo del balneario a razón de $ 45,200 por cada temporada.
Al próximo remate, que tendrá lugar en el presente año, acudirán muchos interesados, pues la fama de estas Termas aumenta de día a día.
Se está contruyendo un ferrocarril de trocha angosta que, pasando por las poblaciones de Pinto y Coihueco,
llegue hasta el mismo balneario. Están para terminarse los primeros 28 kilómetros de la línea, y gracias a labor infatigable y constante de nuestro intendente, Don
Vicente Meudez Ürrejolá y gran impulsor de esta obra, podrán concurrir a las Termas, 5,000 personas por temporada, aprovechando las facilidades que proporcionará ese ferrocarril, que al mismo tiempo de beneficiar una rica región del país, permitirá a la humanidad doliente sacar de estas aguas todo el partido que debe esperarse de sus altas Virtudes medicinales.

VIAJE
Como hemos dicho hace poco, este establecimiento termal pertenece hoy a la Municipalidad de Chillan, que lo ha dado en arriendo por el plazo de nueve años a la
Empresa Wedeles y Cía. que lo explota actualmente.
Cuidado muy primordial de los arrendatarios actúales y de los que les han precedido ha sido el de organizar un buen servicio de traslación entre la ciudad y las
Termas, haciendo en el camino los arreglos necesarios y manteniendo buenos carruajes dotados de abundantes y bien cuidados caballos de arrastre para viajeros y no escaso número de carros y carretas para el expedito acarreo de provisiones y equipajes.
  El viajero que va a las Termas debe hacer alto necesariamente en Chillán, ciudad a la cual tiene acceso por ferrocarril desde cualquier punto del país.
  Contratado su pasaje en la oficina que la empresa tiene en esta ciudad, se emprende el viaje a las cuatro o cinco de la mañana en un bogue de tres asientos o en un coche de cuatro, vehículos que, por su solidez y amplitud, permiten hacer la jornada en las mejores condiciones que es dado esperar.
Hasta Pinto, aldea de unos mil habitantes, situada a siete leguas de Chillán y que forma la primera estación y el primer cambio de tiro de la linea, el coche rueda
por un camino ancho y plano, flanqueado por elevadas hileras de álamos, tras de los cuales se extienden valiosas haciendas. Canales de regadío la cruzan de cuando
en cuando, y a sus costados se elevan, poco distantes unas de otras, cómodas habitaciones de agricultores a caudalados, que hacen sus fortunas con la explotación
de aquellos terrenos ricos para toda clase de cultivos.
  En Pinto, mientras se cambian los caballos del coche, puede el viajero reconfortar su estómago con un desayuno consistente en caldo de ave, huevos o café.
Desde Pinto hacia el oriente, el camino se estrecha y sube sensiblemente. Empieza ya la montaña. A poco se llega a la cuesta del Papal, la primera de las gradientes rápidas de la vía, que asciende en zig zags durante
un kilómetro. Salvada esta primera dificultad, se entra a los característicos caminos montañosos, angostos, profundos, polvorientos, trazados en largos años en el terreno trumaoso por el tráfico de carretas y por los torrentes del invierno que se deslizan por ellos como por un cauce. He aquí como descubre esta parte del camino un galano escritor nacional.
 «En el Papal, la primera de las gradientes rápidas de la vía, los caballos luchan con penosos esfuerzos, se empapan en sudor, tienden sus músculos y jadean ruidosamente. Terminada esta subida, nos encontramos en plena montaña. Nubes espesas de finísimo polvo envuelven carruaje, caballos y viajeros en aquellos caminos angostos y profundos, labrados en largos años por las ruedas de las carretas y los torrentes del invierno. Avellanos, laureles, hualles y mañíos, entrelazados de copihues, cruzan sus ramas por sobre la vía y le forman un toldo de espeso follaje. Por los claros que deja de cuando en cuando esta exuberante vegetación, podíamos ver
hacia la izquierda el valle del río Chillán, arbolado, envuelto en brumas azuladas, y más lejos la sucesión no interrumpida de lomas y cerros que se escalonan unos tras otros hasta confundirse con las cimas nevadas de los Andes, entre las cuales se destaca imponente y majestuoso el volcan Chillán, con sus airosos y elevados
penachos de humo, que el viento deshace pocos minutos despues de formados».
  Por los claros que deja esta exuberante vegetación, la vista del viajero puede deleitarse contemplando a su izquierda el profundo valle de la Esperanza, por el fon-
do del cual se desliza en caprichosas direcciones el río Chillán. Es un valle amplio, de magníficas tierras de cultivo, que aparece a los ojos del viajero envuelto en brumas azuladas, cerrado a ambos lados por montañas que van ascendiendo gradualmente unas tras otras hasta confundirse a lo lejos con las cimas de los Andes cubiertas de nieve. Este paisaje es una de las bellezas naturales mas preciosas de las muchas que al viajero le es dado
contemplar durante la marcha.
Así se llega a las Quilas, la segunda estación, en la que hay un restaurant bien provisto donde los viajeros almuerzan con un menú bastante variado y aceptable.
A las doce del día se emprende nuevamente la marcha para llegar dos horas mas tarde a la Invernada, la tercera posta.
Un poco al oriente de ella penetra el carruaje al valle del Renegado, en cuyo extremo oriental están las Termas. El Renegado debe su nombre, probablemente,
a la rapidez de su corriente y al ruido que forman sus aguas al chocar contra las rocas de su áspero lecho.
Siguiendo su curso tortuoso se recorre el valle durante tres o cuatro horas.
A las bellezas naturales de esta parte del camino, hay que agregar la Cueva de los Pincheiras y la Cueva del Fraile. La primera, amplia concavidad situada a la derecha del camino y labrada por la naturaleza en la ro-
ca viva, sirvió de albergue durante largos años a una famosa cuadrilla de bandidos, capitaneada por los hermanos Pincheira, tristemente célebres en la época que si-
guió a la guerra de la Independencia, y la segunda es una curiosa cavidad situada en la falda de la barranca del valle, que tiene a su entrada una piedra que, mirada
de lejos, se asemeja a un fraile con la capucha calada, efecto curioso de visión que los campesinos de esos lugares relacionan con la fábula del padre renegado que hemos mencionado más atras.
Después de dejar atrás la posta de la Invernada se llega a Las Trancas, última etapa de la línea, situada un poco antes de empezar la última y más rápida subida de
todo el camino. Esta subida, que empieza unas dos leguas antes de llegar a las Termas tiene una pendiente tan pronunciada que los caballos necesitan descanso y respiro a cada cinco minutos. Toda ella se desarrolla en zig-zags, al borde de precipicios por cuyo fondo se arrastra el río entre árboles gigantescos. Al fin, después de dos horas de penosa subida, al dar el camino una vuelta brusca se divisa de repente el conjunto de todo el establecimiento, al mismo tiempo que el sonido de una campana comunica
que el coche ha sido visto desde las Termas y que está próximo el término de aquel viaje de cien kilómetros recorridos en diez horas. Desde el coche, puede el viajero ántes de llegar, ver el conjunto de todo el establecimiento, asentado al pie de
un alto contrafuerte del volcán Chillán, sobre una explanada artificial rodeada por ásperas cadenas de montañas por todos sus lados, menos por aquel que da salida hacia
el valle: en el centro se alza el edificio del Hotel, con todas sus dependencias, hacia la derecha una serie de hermosos chalets pintados de gris y con techo plomizo; hacia la altura, detrás del hotel, los baños de vapor, azufre y potasa; a pocos pasos del establecimiento y a la misma altura, el baño de fierro; a la izquierda otros chalets para
los huéspedes del hotel, y más hacia el bajo varias series de casuchas para gente pobre.
Un nuevo esfuerzo de los caballos y el coche se encuentra en la explanada misma de los baños, donde los empleados del establecimiento reciben a los viajeros y los
conducen a sus habitaciones entre la curiosidad de los bañistas que rodean el carruaje o que contemplan desde los balconcillos a los recién llegados. A la espalda de los baños y como sirviéndole de defensa, se alza una cresta erizada de peñascos, que se conoce con el nombre de los Pirigallos. De ella arrancan, como dos brazos que quisieran rodear el sitio donde se alzan los edificios, dos cadenas de montañas elevadas: a la izquierda la de la Niebla y a la derecha la del Purgatorio. Detrás de la primera se extiende un valle cubierto de vegetación denominado potrero de la Niebla. El purgatorio no es otra cosa que la primera cadena de una serie de elevaciones que llegan hasta el Volcán.
El Valle de la Niebla es limitado al oriente por un cordón de cordillera más elevado que los anteriores, de difícil acceso, llamado de los Pedernales. Salvando esta escarpada eminencia, se llega al ámplio y extenso valle de las Aguas Calientes, cubierto de exuberante vegetación, principalmente a orillas del arroyo que, saliendo por debajo de un gran ventisquero y abriéndose una inmensa galería en la nieve, sale a la superficie con la temperatura de 40° centígrados. Este arroyo es el origen del
Diguillín. Desde la falda norte de este gran valle y muy cerca de él, se divisa el cerro de azufre, inmensa solfatara, con azufre que tiene una ley de 70° y que actualmente
explota la sociedad española de Francisco Blanco e hijos. De la solfatara acarrean el azufre en mulas al hotel y de aquí lo llevan en carretas a unos hornos que han construído cerca de la posta de la Invernada, en donde se sublima durante el invierno. Es una industria de gran porvenir, sobre todo ahora con la expectativa del ferrocarril.
La esplanada de las Termas tiene una altura de 1.800 metros sobre el nivel del mar. La cresta del Pirigallo, 2.500 metros. Están situadas a los 71°de longitud oeste de Greenwich y a los 36° de latitud sur.
El Renegado nace al lado derecho de los baños de azufre del derretimiento de las nieves, y después de formar una pequeña cascada, llamada de la Gloria, se precipita sobre las rocas, y aumentando su caudal con las innumerables filtraciones de los deshielos y vertientes minerales, bordea el estremo oriente de la explanada.
Subiendo por el camino que conduce a los baños, se ve una pequeña gruta horadada en la roca antes de atravesar el puente del Renegado, y mirando un poco
hacia el norte y al poniente, se ve un enorme risco escarpado, cortado a pique y de una altura de unos 50 mts., formado por el hacinamiento de rocas fracturadas y unidas por óxidos y súlfuros ferruginosos.
Al pie de esta enorme muralla y en el lecho mismo del Renegado brotan varias vertientes termales de naturaleza sulfurosa. Algunos metros mas al oriente aparece una gran fumarola que arroja gran cantidad de vapor sulfurado por agujeros y grietas abiertas en el terreno esencialmente
volcánico. Gran parte de esta fumarola es la que se utiliza para los baños de vapor.
A unos 60 mts. más al oriente y a unos vein-
te sobre este nivel, brotan seis vertientes de aguas sulfurosas y alcalinas, en un espacio reducido que antes se llamaba el cerquito, porque estaba cerrado con un cerco de tablas y que hoy está abovedado con cal y piedra.
Estas aguas son las que se utilizan para los baños y llegan por cañería de fierro a los estanques que están algunos pasas más abajo. Las sulfurosas, llamadas de azufre,
marcan 57° unas y otras 56°. Las carbonatadas sulfurosas, llamadas de potasa, marcan 47 y 49°. Esta tempera-
tura se mantiene más o menos uniforme durante la temporada de baños, salvo una lluvia, una granizada o una nevazón, en que baja aquélla considerablemente; aunque hay que anotar el hecho curioso de que uno o dos días antes de que ocurran estos fenómenos la temperatura sube unos 5 ó 6° en todas las fuentes; hecho que, unido a que las fumarolas arrojan entonces mayor cantidad de vapor, sirve a los bañeros para predecir casi a ciencia cierta los cambios de tiempo.
La loma en que se encuentran estas vertientes es una arista que, bajando del Pirigallo, va a perderse cerca del baño de vapor. Está atravesada en todas direcciones por tubos de vapor y de agua hirviente y limita una quebrada llamada de los Fondos a causa de las grandes columnas de vapor que se desprenden bullentes y con
estrépito de diversos puntos, y que són el origen de otras tantas vertientes sulfurosas y alcalinas. De modo que esta loma está bañada por ambos costados por los dos brazos que dan origen al Renegado, que corren por dos quebradas: la de la Gloria y la de los Fondos.
Atravesando la quebrada de los Fondos se sube a una loma que baja también de los Pirigallos para perderse en el Renegado y cuyo suelo presenta, más o menos el mismo aspecto que el de la loma de que se acaba de hablar: terreno muy caliente, coloreado de blanco, amarillo, rojizo y negro de donde se desprende vapor con temperatura hasta de 100°. La temperatura de ebullición del agua es aquí de 96° centígrado.
Bajando de esta lomita por el sur, se cae a la quebrada de las Fumarolas, llamada así por haber en su extremo oriente, en el alto, boquerones y grietas por donde se desprende vapor de agua y vapor sulfuroso, con estrépito y en gran cantidad.
Aquí domina el elemento ferruginoso combinado con el azufre, y es donde tienen su nacimiento las vertientes llamadas del fierro. En toda la quebrada hay precipitados oscuros, esflorescencias verdosas, amarillas y rojizas, compuestos en su mayor parte de súlfuros, sulfatos y óxido de hierro. El agua sale con temperatura de 50° y es tomada en cañerías de fierro para conducirla a los depósitos de los baños, que están muy cerca del hotel, como ya se ha dicho. La cañería va al aire libre, de modo que hay enfriamiento considerable y precipitado en los 300 metros de trayecto recorrido. De aquí que solo se pueden tomar baños de fierro de 28 a 30° de temperatura.
La cañería debería ir forrada en una sustancia aisladora y enterrada, por lo ménos, a unos cincuenta centímetros de profundidad para que el agua pudiera llegar a las tinas con 37 o 28°, pues las personas anémicas y delicadas no deben tomar en estas alturas baños de menos de 35° sin exponerse a resfriados u otros accidentes.
Después de la quebrada de las Fumarolas, se llega al cerro de la Niebla de que ya se ha hablado y que se confunde más abajo con la cordillera del Cordón."

* Y por ultimo...Les dejo y comparto el enlace, para descargar el libro completo en PDF, que en menos de una hora los llevará de regreso a esa época...

https://www.google.cl/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.bcn.cl/obtienearchivo%3Fid%3Ddocumentos/10221.1/53530/1/202885.pdf&ved=2ahUKEwjd45bMw83cAhVBEpAKHSkdBSYQFjADegQIBxAB&usg=AOvVaw00wzpV1ozxHwZLZx0zZh4F